El Dialogo Del Siglo...? : El Colmo De Los Colmos: Fidel Castro Y Pepito

Bok av Mario Molina Navarro
Esta obra es pura ficcin slo en apariencias. Su mdula, real como el Sol, desmiente tal frescura. No, no es acaso muy seria pero s profunda y aunque en esencia divierte, adems, instruye, alerta sobre el acontecer en la Patria de Jos Mart, adalid de nuestra Amrica.Si usted adora a Castro, debe leerla y no lo amar ms. Si odia al Tirano, se arrepentir. Ni eso merece. El odio es cario reducido a la ensima potencia. Hiere menos que el olvido Y tan slo se odia lo querido Aunque no es para menos: sus victorias prricas devienen a la postre derrotas del pueblo. Cuba sola ser el Paraso del Caribe y no el Infierno. Una esperanza great of wonderful aquella divisa de Franz Kafka: Hemos sido expulsados del Paraso pero permanecemos en lAlgn da regresarn las primaveras El ltimo gran criador de dromedarios pierde ya su partido en tiempo extra. Pronto bajarn el teln tendr feliz trmino la exquisita tragicomedia. Ahora anhelamos ese lindo amanecer, despertar sin sobresalto o ansiedad. Y luego ya hablaremos con picardia como pocas remotas de los tiempos de antes y despus del Abuelo en Jefe.Singular encanto exhibe al desnudo esta compilacin, por ende puede ser objeto de abuso sex, perdn, de un trato irracional, o sea, muy criticada. Haga caso omiso: cuando sucede es por enjundiosa y porque la verdad a veces duele. Ah!.. No trate de encontrarla absoluta, ntida y completa en breves pginas, pues no existe texto harto conciso y abarcador a la vez. Lo aorada aqu, se refleja sin lugar a dudas en AS ESCAP DE CASTRO Y SXODO.Con semejante triloga, no habr quien le pueda hacer un cuento sobre los hijos de Cuba: seres humanos inteligentes, temperamentales, trabajadores, buenos amigos, sensuales y sufridos pero alegres como cada latino, porque somos la misma raza con nuestras grandes virtudes y pequeos defectos, hermanados en el recio bregar por idnticos derroteros tras la escurridiza felicidad. Si no lo ve as, visite pronto a un oculista famosoPor ltimo, debo confesar con inexplicable satisfaccin: est no es ni remotamente mi obra cumbre, esa no la he podido crear an porque no encuentro palabras tan hermosas y apropiadas para enaltecer el amor a Dios, al prjimo y a la vida.